Cerró de un portazo y bajó las escaleras casi corriendo mientras su padre la llamaba. "¿Donde vas? Eh, señorita, ¿a donde vas?" escuchaba a sus espaldas. Le veía capaz de ir tras ella así que nada mas traspasar el umbral del patio, echó a correr. "¿Te llevo a algún sitio?" escuchó de un coche por el que había pasado por al lado. Tardó un buen rato en asumir que eso no iba para ella, aunque le hubiera gustado. Corrió muy rápido pero no mucho. Enseguida buscó las zonas más oscuras de la calle por donde se encontraba, subió una cuesta y se sentó en el bordillo de una antigua casa. Allí, en silencio, pudo llorar ruidosamente. Le pareció irónico, puesto que en su casa es ella la que llora en silencio mientras el resto grita. Se sintió como con 15 años, incluso menos. Pensó en la cantidad de veces que se había sentido así, que había llorado así durante los últimos años, que iban ya a ser aproximadamente 7. Llevaba siete años llorando y sintiéndose igual. ...
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