Ayer no aguanté ni 1h escuchando a mi madre. Creo que estoy tan acostumbrada a no verla durante todo el dia y a no relacionarnos que ayer se me hizo imposible escucharla ni un minuto más.
Aunque me parezca que ayer fue un dia importante por que por fin lloré y pude desahogarme (deseaba hacerlo desde hacía unos meses) en realidad los límites de lo que yo creo aguantar sólo se traspasan, no hay un dia en el que digo "hasta aquí", simplemente los voy pasando como quien se pasa pantallas de un videojuego.
El único paso que pienso dar es solicitar ayuda psicologica. Le pedí a mi padre en Julio que lo hiciera cuando yo pensaba que había superado otra barrera, y él dijo que sí. Se está acabando octubre y los únicos psicólogos que he visto han sido mis profesores de universidad. Menos mal que hay un servicio al que acudir y llamaré esta tarde a ver si me ayudan a salir de esta situación.
No estoy sola, eso seguro. Hay una chica en mi clase que me entiende perfectamente. Tampoco soy débil, sólo se que soy humana y que me vengo abajo algunas veces. Y que si he superado otras cosas podré superar esto.
Pero me hace gracia hasta qué punto se creen que tienen poder para hacerme daño. Ayer no quise cenar con ellos porque a mi juicio no teníamos nada interesante que contarnos los unos a los otros y no estaba dispuesta a escuchar a mi madre hablar sobre su trabajo porque su trabajo es lo que más envuenve a esta casa.
Cojí la cena en una bandeja y me fui a mi habitación. Al rato vino mi padre y me dijo que o cenaba en la cocina (que no hay ni mesas ni sillas) o cenaba en el comedor después de ellos, pero en el cuarto no. "¿Por qué?" le dije yo, esperando algo coherente. "Por que sí, porque no me gusta que cenes ahí". Y se fue dejando la puerta abierta. Así que le hice caso y no cené en mi cuarto. De hecho, no cené más que lo que pude haberme llevado a la boca antes de que él entrara.
Dejé la bandeja en su sitio y me tumbé en la cama. Ahí estuve hasta que dejaron de ver la tele y pude llevarla de vuelta a la cocina. Luego ya me dormí.
Me llama la atención cómo siendo mi habitacion el único lugar de la casa en el que me puedo sentir a gusto y segura ni si quiera lo respeten. No puedo aguantar estar en la misma habitación que ellos y algo tan inocente como comer en bandeja encima de la mesa de mi cuarto se convierte en una arma que se vuelve contra mi cuando me dicen que eso no puedo hacerlo. Todo lo que me proporciona cierta seguridad o consuelo se me veta.
Lo segundo fue quitar el Wifi. Wifi que por cierto antes se esmeraban más en esconder y que ahora puedo estar escribiendo esto gracias a que lo he encontrado donde siempre. Ni siquiera han hecho el esfuerzo de llevárselo de casa.
Ayer me hubiera gustado decirles esto: ¿os creeis que si quitáis el wifi me vas a hacer daño cuando llevamos años sin darnos un beso o un abrazo que contega algo de cariño? Eso sí que duele. El wifi es lo único que me permite saber que ha vida, vida emocionalmente sana más allá de estas paredes. Es una via pero si no lo tengo, me voy a la biblioteca hasta que cierren o me paso el dia en la Universidad, no problem.
Alguna vez también he sido increpada con aquello de "nosotros no tenemos por qué mantenerte, si no te gusta esta casa te vas". Yo eso siempre lo he entendido como paso previo a que me echaran de casa. Y alguna vez he oído amenazas que se le acercaban.
He vivido siempre con el miedo a que si yo en algún momento explotaba ellos tenían todo el derecho del mundo de echarme por esa puerta aunque fuera en pijama y no volver a dejar entrarme jamás y que encima la ley les amparaba.
En mi casa se escucha mucho eso de los deberes que tienen los hijos para con los padres pero no al revés. Hoy de descubierto que lo que he relatado antes no seria así, ni mucho menos. Aunque sea mayor de edad y viva con ellos, si en algún caso ellos decidieran dejar de pagarme la matrícula o me quisieran echar, al no tener una renta y estar en búsqueda activa de trabajo, les podría denunciar y exigir una manutención de alimentos, y alimentos incluye la comida, la sanidad, la educación, un techo, etc. Y podría estar así hasta los 28 años.
En caso de que encontrara un trabajo, si el sueldo es menor que el sueldo mínimo, también me tendrían que pagar. En caso de que no pudiera trabajar porque este es incompatible con los estudios, también tendrian que pagar. Si por mi fuera, trabajaba y me lo pagaba todo yo porque odio ser dependiente de alguien.
Es muy fácil ocultar información al otro para que se sienta idefenso y desprotegido. En cuanto a la ley yo me sentía así hasta hoy. En fin, espero no llegar nunca a ese extremo.
Aunque me parezca que ayer fue un dia importante por que por fin lloré y pude desahogarme (deseaba hacerlo desde hacía unos meses) en realidad los límites de lo que yo creo aguantar sólo se traspasan, no hay un dia en el que digo "hasta aquí", simplemente los voy pasando como quien se pasa pantallas de un videojuego.
El único paso que pienso dar es solicitar ayuda psicologica. Le pedí a mi padre en Julio que lo hiciera cuando yo pensaba que había superado otra barrera, y él dijo que sí. Se está acabando octubre y los únicos psicólogos que he visto han sido mis profesores de universidad. Menos mal que hay un servicio al que acudir y llamaré esta tarde a ver si me ayudan a salir de esta situación.
No estoy sola, eso seguro. Hay una chica en mi clase que me entiende perfectamente. Tampoco soy débil, sólo se que soy humana y que me vengo abajo algunas veces. Y que si he superado otras cosas podré superar esto.
Pero me hace gracia hasta qué punto se creen que tienen poder para hacerme daño. Ayer no quise cenar con ellos porque a mi juicio no teníamos nada interesante que contarnos los unos a los otros y no estaba dispuesta a escuchar a mi madre hablar sobre su trabajo porque su trabajo es lo que más envuenve a esta casa.
Cojí la cena en una bandeja y me fui a mi habitación. Al rato vino mi padre y me dijo que o cenaba en la cocina (que no hay ni mesas ni sillas) o cenaba en el comedor después de ellos, pero en el cuarto no. "¿Por qué?" le dije yo, esperando algo coherente. "Por que sí, porque no me gusta que cenes ahí". Y se fue dejando la puerta abierta. Así que le hice caso y no cené en mi cuarto. De hecho, no cené más que lo que pude haberme llevado a la boca antes de que él entrara.
Dejé la bandeja en su sitio y me tumbé en la cama. Ahí estuve hasta que dejaron de ver la tele y pude llevarla de vuelta a la cocina. Luego ya me dormí.
Me llama la atención cómo siendo mi habitacion el único lugar de la casa en el que me puedo sentir a gusto y segura ni si quiera lo respeten. No puedo aguantar estar en la misma habitación que ellos y algo tan inocente como comer en bandeja encima de la mesa de mi cuarto se convierte en una arma que se vuelve contra mi cuando me dicen que eso no puedo hacerlo. Todo lo que me proporciona cierta seguridad o consuelo se me veta.
Lo segundo fue quitar el Wifi. Wifi que por cierto antes se esmeraban más en esconder y que ahora puedo estar escribiendo esto gracias a que lo he encontrado donde siempre. Ni siquiera han hecho el esfuerzo de llevárselo de casa.
Ayer me hubiera gustado decirles esto: ¿os creeis que si quitáis el wifi me vas a hacer daño cuando llevamos años sin darnos un beso o un abrazo que contega algo de cariño? Eso sí que duele. El wifi es lo único que me permite saber que ha vida, vida emocionalmente sana más allá de estas paredes. Es una via pero si no lo tengo, me voy a la biblioteca hasta que cierren o me paso el dia en la Universidad, no problem.
Alguna vez también he sido increpada con aquello de "nosotros no tenemos por qué mantenerte, si no te gusta esta casa te vas". Yo eso siempre lo he entendido como paso previo a que me echaran de casa. Y alguna vez he oído amenazas que se le acercaban.
He vivido siempre con el miedo a que si yo en algún momento explotaba ellos tenían todo el derecho del mundo de echarme por esa puerta aunque fuera en pijama y no volver a dejar entrarme jamás y que encima la ley les amparaba.
En mi casa se escucha mucho eso de los deberes que tienen los hijos para con los padres pero no al revés. Hoy de descubierto que lo que he relatado antes no seria así, ni mucho menos. Aunque sea mayor de edad y viva con ellos, si en algún caso ellos decidieran dejar de pagarme la matrícula o me quisieran echar, al no tener una renta y estar en búsqueda activa de trabajo, les podría denunciar y exigir una manutención de alimentos, y alimentos incluye la comida, la sanidad, la educación, un techo, etc. Y podría estar así hasta los 28 años.
En caso de que encontrara un trabajo, si el sueldo es menor que el sueldo mínimo, también me tendrían que pagar. En caso de que no pudiera trabajar porque este es incompatible con los estudios, también tendrian que pagar. Si por mi fuera, trabajaba y me lo pagaba todo yo porque odio ser dependiente de alguien.
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