No me abandones.

Contraria a lo que me dicen mis instintos, si me deja tirada yo estoy ahí. Si me pospone una cita acudiré a la siguiente.

Pero es duro cuando te encuentras a una gran amiga en el metro después de meses sin veros y que espontáneamente de ella surja la idea de irse ya a tomar una cerveza pero, y aquí es donde decae la emoción, primero tiene que llamar a su novio para ver hasta que hora se puede quedar porque luego, quizás, tengan que hacer planes juntos. 

Y te sientes un segundo plato horrible. Puedo tolerar, incluso entender que una amiga desaparezca del mapa durante los cuatro primeros meses de su relación. El enamoramiento te atonta, todo es demasiado bonito para ser verdad y lo entendemos, a todas nos pasa. Pero es en ese periodo crítico en el que no hay que dejarse llevar tanto por el amor porque acabas, tres años después, terminándote una cerveza de un trago porque a las 8:30 has quedado con él. 

Nos sentamos en el tranvia y sacó de la mochila un poema, largo, escrito a lápiz con una letra preciosa. Lo leí y noté como toda su amargura me recorría las venas. "Es de desamor" me dijo. Le miré queriéndole decir que lo sabía, que hablaba sobre ella y él, que quería salir de ahí. Cuando le devolví el papel parecía que le había devuelto la nota de SOS que ella me había dado. 

"Fries before guyes" dicen en USA. Yo no quiero patatas, yo quiero a mi amiga. Y no pensemos que este es un hecho aislado porque tiene un "precioso" historial y una relación insana de manual. ¿Y que les pasa a todas, sin excepción, cuando están atrapadas en este tipo de relaciones? Que se quedan sin amigas. Poco a poco van desapareciendo, como una nube densa que no sabes cómo pero que al principio la ves y luego ya no y no sabes cómo ni dónde ha ido. Su alrededor se disipa, se difumina. Todos y cada uno de los lazos que la unen con el exterior se van disipando sin que ella sepa por qué.

Y la veo pero no la veo. No la veo suya, la veo de él. Me da miedo descubrir que mi amiga ya no tiene gustos, no tiene aficiones, no tiene nada realmente suyo. Y me da miedo que si desaparezco yo no tenga ninguna tabla para agarrarse si algún dia quiere salir de ahí.

También me sienta mal decirlo pero no me gusta verlos juntos. No me gusta lo que tienen y aunque no me gustaría verla sufrir, menos me gusta verle con él. Y si pudiera, haría que lo dejaran lo más pronto posible. Y sí, creo firmemente que lo único que hago es desearle la felicidad. 

A veces me pregunto "¿es que nadie lo ve?, ¿es que nadie se da cuenta de que ella no está a gusto?". Creo que sí que lo ven pero no quieren verlo. Les incomoda que su colega no le hable bien a su novia, seguro, pero de alguna forma creo que se ven reflejados y es más violento enfrentarse a ello que enmascararlo con bromas y conversaciones banales. 

Nadie dura tres años con una persona así si la gente que te rodeas no se calla cada vez que ve algo injusto. Me encantaría convertirme en su sombra. En la de ella, no en la de él. Por mi a él le daban por culo por mucho que crea en que las personas pueden cambiar. 

¿Y por qué esa mania de controlarlo todo? Yo una vez también tuve que decirle a mi pareja qué planes iba a hacer.

- Es que no cuentas conmigo, me deberías preguntar a mi primero si voy a estar libre el sábado. Imagínate que haces planes para el sábado por la tarde y ese es el único momento del fin de semana que yo tengo libre, el resto lo tengo ocupado. Aunque quedes con ellos y no conmigo (que lo entiendo) me tendrías que preguntar a mi primero si yo tengo planes. Parece que no me tengas en cuenta. 

Eso no se lo han dicho a ella, me lo han dicho a mi. Todo lo que yo he hecho en la vida, lo que a mi me ha parecido importante, ha tenido que pasar algún tipo de supervisión, normalmente masculina. La primera vez que me fui a comprar un vestido mi madre no supo decirme que sí directamente, sino que dijo "pregúntaselo a tu padre". Los primeros tacones me los compré con él y fueron "de señorita" porque eran "muy elegantes, sirven para todo". 

Y pasamos de depender de los padres a depender de los novios. Pero eh, somos libres. Libres de hacer lo que nos da la gana. Y tontas cuando después de años de chantaje emocional nos quedamos a su lado y les hacemos caso para no ofenderles, para no dañarles el ego, para no cabrearles y que nos quiten más de lo que ya lo han hecho. 

Pero no nos lo han quitado, ¿verdad? Hemos sido nosotras las que se lo hemos dado todo, por amor, claro. Ten, mi poder, mis derechos, mi cariño y mi libertad y haz con ellos lo que quieras, porque te quiero. ¿Eso es confianza en el otro o es miedo a uno mismo? ¿Son estas las muestras de amor del s.XXI? Deberíamos centrarnos en aumentar la autoestima y la autonomía de las niñas y las adolescentes para que nunca, nunca pase eso. 

En fin, recapitulando y volviendo al principio, puede que me sienta un poco responsable de lo que le pasa a ella. "No he hecho suficiente, podría haber hecho más, puedo hacer más". Pero no soy una superheroína, no se como hacerle ver todo esto. Puede que una manera efectiva sea sentándose con ella y diciéndoselo así, tal cual. 

Creo recordar que por intentar algo parecido otra vez me dijeron "Laura, tu es que eres una feminista radical". Soy una radical por querer que mi amiga no le pida permiso a su novio para salir conmigo pensé. Habrá que ir replanteándose el término radical o habrá que ir asumiendo que avanzamos tan lentamente que a mi y a mis palabras se nos considera radicales. 

Aunque es bien cierto que no quiero que me dejes, en realidad el título de la entrada debería ser "no te pienso abandonar".

#Sororidad. 

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